miércoles, 18 de julio de 2012

Posición y Estado del Creyente


Muchos cristianos cuestionan el concepto de “ministrar” a otros cristianos, debido a que argumentan que cuando una persona es salva ya no necesita nada más, es por eso que prácticas como la sanidad interior, la liberación, la ministración del alma son cuestionadas actualmente. Algunas personas me han dicho lo siguiente: “es un error ministrar a un verdadero creyente, porque cuando es salvo es santificado y liberado y ya no necesita nada más”. Incluso he visto como algunos “cristianos” han cuestionado la salvación de otros cristianos, al observar cómo viven determinadas crisis espirituales, emocionales, familiares y situaciones de pecado.  El argumento de estos cuestionadores es que es imposible que un creyente verdadero pueda atravesar por este tipo de crisis y situaciones.

Creo que gran parte de esta confusión en el cristianismo actual es porque no se sabe distinguir entre la posición del creyente y su estado o condición real. La POSICIÓN y el ESTADO del creyente son dos conceptos teológicos que debemos comprender muy bien. La Escritura en algunos pasajes nos habla de la posición del creyente y en otros nos habla de su estado, si no comprendemos bien estos dos conceptos no podremos desarrollar una buena interpretación y aplicación de estos textos, especialmente las epístolas. Los escritores de las epístolas hacen claro que el momento en que el pecador reconoce a Cristo como su Señor y Salvador, llega a ser hijo de Dios y coheredero con Cristo. Su posición es completa, perfecta, inmutable y eterna. Su posición no puede ser mejorada ni se le puede añadir nada. Por otro lado, estos mismos escritores claramente revelan que muchas veces los creyentes son carnales, mundanos, débiles, desobedientes y les faltan crecimiento, exhortación y disciplina.

Muchos cristianos hoy sólo desarrollan una “teología posicional” y es por eso que cuestionan a otros al no entender cuál puede ser el estado o condición de un creyente, que es muy diferente a la nueva posición que tiene en Cristo. Un día le pregunté lo siguiente a una persona que tiene esta clase de pensamiento: ¿la iglesia de Cristo actualmente es perfecta?, esta persona no supo contestar bien esta pregunta, debido a que su pensamiento es básicamente posicional y obviamente me respondió que es perfecta. Todos al mirar la iglesia de Cristo estaríamos de acuerdo que la iglesia está muy lejos de la perfección, aun la mejor y más sana de las congregaciones del mundo no es perfecta.

La respuesta a esta pregunta es doble, la iglesia de Cristo es perfecta en su posición (Hebreos 10:14), pero en su estado definitivamente no lo es (Efesios 4:11-16), Todos debemos ser perfeccionados por los ministerios establecidos por Cristo hasta que lleguemos a la plenitud (gr, pleroma) que el estableció para la iglesia, todos deberíamos estar de acuerdo que todavía la iglesia no ha llegado a esa plenitud.

Las Escrituras hacen una clara distinción entre lo que es nuestra posición y lo que puede ser nuestra condición (estado) como creyentes. Podemos ver claramente que el creyente no está en probatoria a ver si es merecedor de recibir la posición de exaltación en la que ha sido colocado por Dios. Esa posición la recibe cada creyente como el resultado de la obra a su favor de parte de Jesucristo el Señor. En su posición, el creyente, “ha sido hecho perfecto para siempre”. Pero en su estado deberá de confesar como Pablo: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto” nuestra posición es de perfección, pero nuestro estado o condición no lo es.

Quiero explicar estos dos conceptos basándome en el estudio bíblico de “Middletown Bible Church” y luego dar como ejemplo la parábola del hijo prodigo para ilustrar las diferencias.


I.- Posición

Todo creyente tiene por gracia una maravillosa posición.

“y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”
(Efesios 2:6)

La posición del creyente tiene que ver con su estado legal como hijo de Dios, como Dios lo ve en Cristo. Está relacionado con todo lo que es cierto acerca del creyente por cuanto es salvo por gracia.

Es necesario entender lo siguiente acerca de la POSICIÓN del creyente en Cristo:

1.    Es el resultado de la obra de Cristo en la cruz.
2.   Llega a pertenecerme por mi fe personal en Jesucristo, en el momento en que soy salvo. No se gana por oraciones o diligencia en el servicio o por asistir a la iglesia o por alguna obra buena. Es totalmente un don de Dios que se recibe por fe.
3.  Es perfecta. Mi posición nunca podrá aumentar o mejorar. Es la mejor posición posible. Por ejemplo, mi posición incluye el completo perdón de todos mis pecados. Este perdón es un perdón perfecto.
4.   Mi posición es la misma que tiene todo otro hijo de Dios. Tenemos igual posición. Si comparamos a un cristiano carnal con el gran apóstol Pablo deberíamos reconocer que tienen la misma posición. La posición de Pablo no es mejor que la posición de este cristiano carnal. Ambos comparten la misma posición en Cristo.
5.     Mi posición está basada totalmente en la gracia. No merezco nada de ello. No soy en absoluto digno de ello. Es por la gracia de Dios que soy perfecto y completo en Cristo Jesús (Romanos 5:2).


II.- Estado (condición)

Es importante hacer una cuidadosa distinción entre la POSICIÓN del creyente y el ESTADO del creyente.

¿Qué es el ESTADO del creyente?

Cuando hablamos del ESTADO del creyente, nos estamos refiriendo a su actual estado espiritual o al estado en que se encuentra en algún período de tiempo. Tiene que ver con el ANDAR del creyente, con la manera en que el creyente vive y se conduce. Su condición depende de varios factores, tales como si confía o no confía en el Señor, si permanece o no permanece en Cristo, si obedece la Palabra de Dios o no, etc.

Note el contraste entre Hebreos 10:14 y Filipenses 3:12 cuando se trata de la perfección cristiana.

“porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (Hebreos 10:14)

Hebreos 10:14 ¿se refiere a la posición o al estado del creyente?
Obviamente se refiere a la posición.

No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. (Filipenses 3:12)

Filipenses 3:12 ¿se refiere a la posición o al estado del creyente?
Indiscutiblemente se refiere al estado o condición del creyente.

Tenemos que observar lo siguiente en cuanto a la condición o estado del creyente:

1.       Mi condición está muy lejos de la perfección. (1 Juan 1:8).
2.       Mi condición puede mejorar o empeorar. (1 Tesalonicenses 4:1)
3.       Mi condición no es igual a la de todo otro hijo de Dios. Algunos creyentes andan firmemente en el Espíritu; otros andan muchas veces en la carne. Algunos son carnales y otros son espirituales. Algunos confían en Dios; otros confían en SÍ mismos.

Es entonces en el ESTADO donde un creyente necesita ser ministrado, cuando ministramos a un cristiano no estamos negando o rebajando la posición que tiene en Cristo, sino más bien reconociendo las necesidades que la misma Escritura nos habla. Es en el estado del creyente donde puede ser atacado por influencias demoniacas si vive en desobediencia a las Palabras de Cristo.

Debemos entender que ningún espíritu inmundo puede afectar nuestra posición en Cristo, en nuestra posición somos hijos y completamente libres. Pero es en nuestro estado que podemos vivir derrotados, sin la libertad que Cristo ganó para nosotros. Los espíritus inmundos pueden arruinar nuestro estado si no vivimos como Cristo espera que vivamos.

“Si el creyente persiste en algunas clases de pecado que dan entrada a la actividad demoniaca, y esta fuera del alcance de un ministerio capacitado para ofrecer ayudar espiritual, pareciera que en tales casos el grado de ataque o de influencia demoniaca en la vida de un cristiano puede ser bastante fuerte” (Teología Sistemática, Wayne Grudem)


III.- EL EJEMPLO DEL HIJO PRÓDIGO

Un claro ejemplo en la Escritura para entender cómo un creyente puede vivir arruinado en su estado lo encontramos en la parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11-32).

En esta historia podemos ver dos cosas:

1.       Su calidad de hijo nunca la perdió, el padre nunca dejó de verlo como hijo, aun cuando lo había dado por muerto seguía siendo su hijo. Esto nos habla de nuestra posición como hijos. Nada ni nadie puede cambiar la posición que tenemos en Cristo.

“Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado. Así que empezaron a hacer fiesta.” (Lucas 15:24)

2.       El estado del hijo pródigo era muy diferente a su posición. En su posición era hijo, en su estado era un mendigo. En su estado terminó en la ocupación más baja que un judío podía desempeñar, alimentar a los cerdos. Los cerdos son tipo de todo lo inmundo.

“Así que fue y consiguió empleo con un ciudadano de aquel país, quien lo mandó a sus campos a cuidar cerdos.  Tanta hambre tenía que hubiera querido llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos, pero aun así nadie le daba nada” (Lucas 15:15,16)
 
Es claro entonces que un hijo del Altísimo puede vivir arruinado en su estado y ser influenciado por espíritus inmundos. Dios determinó nuestra posición, pero nosotros determinamos de qué forma vivimos en nuestro estado.



Cuando ministro a un cristiano lo hago con dos propósitos:
·         INFORMARLE respecto de la POSICIÓN que tiene en Cristo, para que el diablo no lo engañe. “Eres hijo de Dios y el diablo no puede cambiar eso”.
·         MINISTRARLE para que en su ESTADO viva en plenitud de bendición. Darle las herramientas para que viva una vida cristiana fructífera.

El que dice que permanece en él (posición), debe andar como él anduvo (estado). (1 Juan 2:6)