martes, 10 de julio de 2012

¿Podemos juzgar a otros?


Estos días algunas personas me han preguntado sobre el tema de “juzgar a otros”, es por eso que decidí escribir respecto de esto, mi intención es brindar una interpretación de algunos textos de la Escritura, además complementar con la postura de algunos grandes eruditos bíblicos. Es importante que tengamos una interpretación correcta de estos textos y no una idea antojadiza y personal sobre este tema. 

 Si estudiamos el tema de “juzgar a otros” en las Santas Escrituras necesariamente tenemos que considerar Mateo 7:1-5. Este pasaje esta en el contexto del sermón del monte expresado por nuestro Señor Jesús. Este es uno los textos principales que se deben analizar al estudiar el tema de “juzgar”, debido a que desde el punto de vista de la interpretación bíblica, nos encontramos con dos elementos importantes:
  1. Todos los expertos en exegesis bíblica estarían de acuerdo que debemos considerar estos textos con mayor atención, por cuanto es el propio Señor Jesús quien pronuncia estas Palabras.
  2. Estas palabras son entregadas a los oyentes del sermón del monte, es por eso que tienen una aplicación universal para todos los creyentes.

Algunos cristianos dicen que Si podemos JUZGAR a otros, debido a que juzgar significa DISCERNIR, estas personas sostienen que juzgar en el texto griego del N.T es ANAKRINO, uno de los significados de esta palabra es discernir. Entonces llegan a la siguiente  conclusión: “juzgar es igual que discernir, Dios nos llama a discernir, es por eso que podemos y debemos juzgar a otros”. Esta conclusión lleva a estas personas a levantar todo tipo de juicios y declaraciones sobre otras personas, muchas veces se ridiculiza e insulta a otros y se justifica en que Dios nos permite juzgar a otros de esta forma.

El error que comenten estas personas, es que en Mateo 7:1-5 la palabra que se usa para juzgar en el texto griego NO ES ANAKRINO, la palabra que se usa en esta porción de la Escritura es KRINO, que es diferente en uso y significado de la palabra anakrino. Ahora quiero citar textualmente algunas porciones del Diccionario Vine, para que puedan ver la diferencia en el uso y significado de los verbos ANAKRINO y KRINO.

KRINO (κρίνω) denota primariamente separar, seleccionar elegir; de ahí, determinar, y de ahí juzgar, pronunciar juicio. Los usos de este verbo en el NT pueden analizarse de la siguiente manera:
(a) asumir el oficio de un juez (Mateo 7:1; Juan 3:17)
(b) pasar por el proceso de un juicio (Juan 3:18; Juan 16:11; Juan 18:31; Santiago 2:12);
(c) pronunciar sentencia (Hechos 15:19; Hechos 16:4;  Hechos 21:25);
(d) Condenar (Juan 12:48; Hechos 13:27 Romanos 2:27);
(e) Ejecutar juicio sobre (2 Tesalonicenses 2:12; Hechos 7:7);
(f) estar involucrado en un pleito, bien como demandante (Mateo 5:40; 1 Corintios 6:1); o como demandado (Hechos 23:6);

ANAKRINO (ἀνακρίνω), examinar, investigar, preguntar interrogar (ana , arriba, y Nº 1). Se traduce «se han de discernir» (1 Corintios 2:14), dicho de las cosas del Espíritu de Dios; en el v. 15: «juzga», dicho de ejercer un juicio discerniendo todas las cosas en cuanto a su verdadero valor, por parte de uno que es espiritual. En el mismo v.15: «no es juzgado de nada», esto es, la mente meramente natural no puede estimar (apreciar) los motivos de la espiritual.

Otra cosa que debemos considerar es que la palabra para juicio usada en mateo 7:2 es KRIMA que su significado general es sentenciar o condenar.
 
A la luz de lo expuesto anteriormente podemos decir lo siguiente:
  1. En Mateo 7:1-5 no se usa la palabra ANAKRINO, la palabra usada en el texto griego del N.T es KRINO.
  2. Es claramente evidente que los verbos anakrino y krino son diferentes en uso y significado.
  3. Entonces cuando el Señor nos habla en Mateo 7:1-5 NO está hablando de “discernir” a las personas, sino mas bien está hablando de juzgar en el sentido de criticar, hacer de juez, emitir sentencia, condenar, etc.
  4. Si juzgar en Mateo 7:1-5 fuera “discernir”, el versículo 1 seria de la siguiente forma: “No disciernan, para que no seáis discernidos”. esto sería muy contradictorio y ridículo, debido a que las palabras del Señor nos estarían “impidiendo discernir”. Todos estamos de acuerdo que el Señor nos llama a discernir, lo importante es saber que está diciendo Mateo 7:1-5, respecto de juzgar a otros.

Después de esta aclaración intentemos explicar Mateo 7:1-5 y algunos otros pasajes de la Escritura relacionados con el tema del “juzgar”. Las personas con menos conocimiento podrían sugerir que la biblia se contradice, debido a que pueden pensar que en algunos pasajes se nos prohíbe Juzgar (Mateo 7:1-5 y Lucas 6:37) y en otros se nos dice que podemos juzgar (Juan 7:24 y 1 Corintios 5:1-13). Debemos sostener enfáticamente que las Sagradas Escrituras no se contradicen, entonces debemos estudiar estos pasajes y ver la armonía y coherencia que existe entre ellos.

La explicación básica para comprender estos pasajes, es entender el contexto donde se encuentran, por ejemplo en Mateo 7:1-5 y en Lucas 6:37 se está hablando del “Juicio personal que una persona puede emitir sobre otra”, pero en 1 Corintios 5:1-13 se está hablando del “Juicio de disciplina que debe emitir una iglesia sobre un determinado miembro de su congregación”.

El contexto de Juan 7:24 tiene relación con la actitud que tenían los judíos cuando juzgaban la doctrina y las acciones de nuestro Señor, este texto nos dice que “No se debe juzgar superficialmente la obras de una persona, se debe juzgar con justo juicio”.

Muchos de los errores y excesos que se cometen son por causa de que muchos textos son sacados del contexto en el que fueron escritos. Hay una frase en interpretación bíblica que dice: “un texto fuera de su contexto es un pretexto”. Algunos textos mal interpretados son el “pretexto” de algunos para insultar, ridiculizar y condenar a otros cristianos.   


El erudito bíblico Jhon Stott en su comentario al sermón del monte nos dice que Mateo 7:1-5 nos habla de lo que debemos hacer en relación a las caídas que puede cometer un “camarada” cristiano, en tal situación prohíbe dos opciones, y luego recomienda una tercera, una vía mejor y más "cristiana". Jhon Stott estructura Mateo 7:1-5 de la siguiente forma:

a. El cristiano no debe ser juez (1-2)
b. El cristiano no debe ser hipócrita (3-4)
c. El cristiano debe más bien ser un hermano (5)

La amonestación de nuestro Señor "no juzguéis" no puede entenderse como un mandato a suspender nuestras facultades de discernimiento hacia otras personas, a volvernos ciegos a sus faltas, a rehusar discernir entre la verdad y el error, lo bueno y lo malo. Es obvio que necesitamos del discernimiento para conducirnos correctamente en la vida cristiana.

Jesús no estaba prohibiendo el discernimiento, ¿qué quería decir con No juzguéis? esto significa, "inclinación a condenar". El seguidor de Jesús es continuamente "crítico" en el sentido de que usa sus poderes de discernimiento, pero no "juez" en el sentido de condenar (Jhon Stott usa la palabra censurar). La inclinación a condenar es un pecado combinado que consta de varios ingredientes desagradables. No significa valorar críticamente a la gente, sino juzgarla con dureza. El crítico inclinado a condenar es un descubridor de faltas, negativo y destructivo con las demás personas, que disfruta esforzándose activamente por buscar las fallas de ellas. Hace la peor interpretación posible de los motivos de los demás y no es tolerante con sus errores.

Para resumir, el mandato no juzguéis no es una prescripción a ser ciegos, sino mas bien una exhortación a ser magnánimos. Jesús no nos dice que dejemos de ser hombres (al suspender nuestra capacidad de discernir que nos distingue de los animales), sino que renunciemos a la ambición presuntuosa de ser Dios (al colocarnos en alto como jueces).

Jhon Stott concluye su comentario de Mateo 7:1-5 de la siguiente forma:

“La norma de Jesús para las relaciones en la contracultura cristiana es elevada y sana. En todas nuestras actitudes y conducta hacia otros no debemos actuar ni como jueces (volviéndonos severos, censuradores y condenatorios), ni como hipócritas (culpando a otros mientras nos excusamos nosotros), sino como hermanos, cuidando de otros a tal punto que primero nos culpamos y corregimos nosotros y luego buscamos ser constructivos en la ayuda que les damos a ellos. "Corregirlo: dijo Crisóstomo, aludiendo a alguien que ha pecado, Pero no como a enemigo, ni como adversario exigiendo castigo, sino como el médico que provee las medicinas” Sí, Y todavía más, como hermano amante ansioso de rescatar y de restaurar. Necesitamos ser tan críticos con nosotros como a menudo lo somos con otros, y tan magnánimos con los otros como siempre lo somos con nosotros. Entonces aplicaremos de antemano la regla de oro a la que Jesús nos lleva en el versículo 12 y actuaremos con otros como nos gustaría que actuaran ellos con nosotros”.


El reconocido erudito y comentarista bíblico William Barclay nos dice lo siguiente respecto de Mateo 7:1-5:

SÓLO DIOS PUEDE JUZGAR
Mateo 7:1-5 (conclusión)

Hay tres grandes razones para no juzgar a nadie.
        i.            Nunca conocemos totalmente los hechos o a la persona.
Nuestro deber es no condenar ni juzgar por lo que aparece a la superficie, sino buscar la belleza interior. Eso es lo que querríamos que los demás hicieran con nosotros, y lo que debemos hacer con ellos.
      ii.            A todos nos es prácticamente imposible el ser estrictamente imparciales en nuestros juicios.
Sólo una persona totalmente imparcial tendría derecho a juzgar. No le es posible a la naturaleza humana ser completamente imparcial. Sólo Dios puede juzgar.
    iii.            Pero fue Jesús Quien estableció la razón suprema por la que no debemos juzgar a los demás.
Nadie es lo bastante bueno para juzgar a otro. Jesús hace la caricatura de un hombre que tiene una viga metida en un ojo, que se ofrece para quitarle una mota de polvo que tiene otro en el ojo. El humor de esa escena provocaría una carcajada que grabaría la lección indeleblemente.
Nadie tiene derecho a criticar a otro si no está dispuesto a ponerse en la misma situación. No hay nadie que sea suficientemente bueno para tener derecho a criticar a otros.
Tenemos de sobra que hacer para poner en orden cada uno su propia vida sin ponernos a ordenar criticonamente las de los demás. Haríamos bien en concentrarnos en nuestros propios defectos, y dejarle a Dios los de los demás.


Hermanos, no habléis mal unos de otros. El que habla mal del hermano, o juzga a su hermano, habla mal de la Ley y juzga a la Ley; y si juzgas a la Ley, ya no eres hacedor de la Ley, sino juez.
Uno solo es el Legislador y Juez, el que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres, que juzgas al prójimo? (Santiago 4:11-12; Biblia Textual)

Después de todos estos antecedentes podemos hacer las siguientes conclusiones:

  1. En ningún lugar de las Santas Escrituras encontramos una restricción respecto del DISCERNIMIENTO que debe tener cada creyente. Es cierto que juzgar significa discernir, pero no sólo significa eso, es un error enseñar que juzgar sólo significa discernir. En la gran mayoría de los textos analizados se usa el verbo krino que tiene relación con criticar, sentenciar y condenar. No estamos diciendo que tengamos que hacernos cómplices de los errores y pecados de otros, lo que estamos diciendo es que no tomemos el lugar de jueces.
  2. Estoy completamente a favor del discernimiento que debe tener cada cristiano para evaluar las acciones buenas o malas de otras personas. Pero esto es muy diferente a lo que están haciendo algunas personas al tomar el lugar de jueces emitiendo condenas sobre otros. Si vamos a evaluar la doctrina y las acciones de otras personas debemos hacerlo como Cristo nos mando a hacerlo: “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio” (Juan 7:24).
  3. Creo que la intención de la Escritura frente a los errores de otros no es que los critiquemos y destruyamos con nuestros comentarios, sino mas bien que tengamos una actitud de amor y restauración hacia ellos (Mateo 7:1-5 y Gálatas 6:1). Antes de emitir un juicio público en contra de alguna persona deberíamos tratar de “ganarlo” y hacerlo volver de su error, como nos exige Mateo 18:15-17.
  4. Es importante distinguir los textos que nos hablan del “juicio personal” que puede emitir una persona sobre otra, de los textos que nos hablan del “juicio de disciplina” que debe emitir una iglesia sobre determinadas personas y situaciones. Estoy completamente a favor de la disciplina en la iglesia, pero esto debe hacerse bajo las normas bíblicas y en relación al gobierno que tiene cada congregación. Esta disciplina puede darse desde una amonestación privada, hasta una expulsión pública de un miembro. La Biblia habla incluso que en situaciones extremas hay personas que fueron “entregadas a Satanás”, pero esta determinación pasa por una medida disciplinaria de una congregación y no de la apreciación personal de un determinado “hermanito” que ande entregando a Satanás a sus hermanos.
  5. Creo que aun cuando podamos reconocer los errores de otras personas no tenemos el derecho a insultarlas, humillarlas y condenarlas. Hoy nos encontramos con una ola de personas tratando de defender la fe, algunos sin conocimiento y sin amor. La mejor forma de confrontar la falsa doctrina, no es atacando a las personas, es enseñando la sana doctrina. Hay muchos hermanos conformando sectas fundamentalistas atacando e insultando a otros, muchos de ellos comenzaron con una sincera intención, pero se extraviaron y cayeron en estos errores al no tener una idea correcta sobre lo que significa juzgar a otros.


La Biblia no nos prohíbe discernir las acciones de otras personas, sino más bien nos enseña cual debe ser nuestra actitud luego que nos damos cuenta de su error. No debemos tomar el lugar que sólo le pertenece a Dios, debemos corregir con amor y misericordia aquel que cometió el error.


Pero evita las controversias necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas, porque un siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable con todos, apto para enseñar, tolerante; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda el arrepentimiento conducente al conocimiento pleno de la verdad, y vuelvan en sí, y escapen del lazo del diablo en que están cautivos a voluntad de él.
(2 Timoteo 2:23-26)