Muchos cristianos cuestionan
el concepto de “ministrar” a otros cristianos, debido a que argumentan que
cuando una persona es salva ya no necesita nada más, es por eso que prácticas
como la sanidad interior, la liberación, la ministración del alma son
cuestionadas actualmente. Algunas personas me han dicho lo siguiente: “es un error
ministrar a un verdadero creyente, porque cuando es salvo es santificado y
liberado y ya no necesita nada más”. Incluso he visto como algunos “cristianos”
han cuestionado la salvación de otros cristianos, al observar cómo viven determinadas
crisis espirituales, emocionales, familiares y situaciones de pecado. El argumento de estos cuestionadores es que es
imposible que un creyente verdadero pueda atravesar por este tipo de crisis y
situaciones.
Creo que gran parte de esta confusión
en el cristianismo actual es porque no se sabe distinguir entre la posición del creyente y su estado o condición real. La
POSICIÓN y el ESTADO del creyente son dos conceptos teológicos que debemos
comprender muy bien. La Escritura en algunos pasajes nos habla de la posición
del creyente y en otros nos habla de su estado, si no comprendemos bien estos dos
conceptos no podremos desarrollar una buena interpretación y aplicación de
estos textos, especialmente las epístolas. Los escritores de las epístolas
hacen claro que el momento en que el pecador reconoce a Cristo como su Señor y
Salvador, llega a ser hijo de Dios y coheredero con Cristo. Su posición es
completa, perfecta, inmutable y eterna. Su posición no puede ser mejorada ni se
le puede añadir nada. Por otro lado, estos mismos escritores claramente revelan
que muchas veces los creyentes son carnales, mundanos, débiles, desobedientes y
les faltan crecimiento, exhortación y disciplina.
Muchos cristianos hoy sólo desarrollan
una “teología posicional” y es por eso que cuestionan a otros al no entender cuál
puede ser el estado o condición de un creyente, que es muy diferente a la nueva
posición que tiene en Cristo. Un día le pregunté lo siguiente a una persona que
tiene esta clase de pensamiento: ¿la iglesia de Cristo actualmente es
perfecta?, esta persona no supo contestar bien esta pregunta, debido a que su pensamiento
es básicamente posicional y obviamente me respondió que es perfecta. Todos al
mirar la iglesia de Cristo estaríamos de acuerdo que la iglesia está muy lejos
de la perfección, aun la mejor y más sana de las congregaciones del mundo no es
perfecta.
La respuesta a esta pregunta
es doble, la iglesia de Cristo es perfecta en su posición (Hebreos 10:14), pero
en su estado definitivamente no lo es (Efesios 4:11-16), Todos debemos ser perfeccionados
por los ministerios establecidos por Cristo hasta que lleguemos a la plenitud
(gr, pleroma) que el estableció para la iglesia, todos deberíamos estar de
acuerdo que todavía la iglesia no ha llegado a esa plenitud.
Las Escrituras hacen una clara
distinción entre lo que es nuestra posición y lo que puede ser nuestra
condición (estado) como creyentes. Podemos ver claramente que el creyente no
está en probatoria a ver si es merecedor de recibir la posición de exaltación
en la que ha sido colocado por Dios. Esa posición la recibe cada creyente como
el resultado de la obra a su favor de parte de Jesucristo el Señor. En su
posición, el creyente, “ha sido hecho perfecto para siempre”. Pero en su estado
deberá de confesar como Pablo: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea
perfecto” nuestra posición es de perfección, pero nuestro estado o condición no
lo es.
Quiero explicar estos dos
conceptos basándome en el estudio bíblico de “Middletown Bible Church” y luego
dar como ejemplo la parábola del hijo prodigo para ilustrar las diferencias.
I.- Posición
Todo creyente tiene por gracia
una maravillosa posición.
“y juntamente con él nos resucitó, y
asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”
(Efesios 2:6)
La posición del creyente tiene
que ver con su estado legal como hijo de Dios, como Dios lo ve en Cristo. Está
relacionado con todo lo que es cierto acerca del creyente por cuanto es salvo
por gracia.
Es necesario entender lo
siguiente acerca de la POSICIÓN del creyente en Cristo:
1. Es el resultado de la obra de Cristo en la
cruz.
2. Llega a pertenecerme por mi fe personal en
Jesucristo, en el momento en que soy salvo. No se gana por oraciones o
diligencia en el servicio o por asistir a la iglesia o por alguna obra buena.
Es totalmente un don de Dios que se recibe por fe.
3. Es perfecta. Mi posición nunca podrá
aumentar o mejorar. Es la mejor posición posible. Por ejemplo, mi posición
incluye el completo perdón de todos mis pecados. Este perdón es un perdón
perfecto.
4. Mi posición es la misma que tiene todo otro
hijo de Dios. Tenemos igual posición. Si comparamos a un cristiano
carnal con el gran apóstol Pablo deberíamos reconocer que tienen la misma
posición. La posición de Pablo no es mejor que la posición de este cristiano
carnal. Ambos comparten la misma posición en Cristo.
5. Mi posición está basada totalmente en la
gracia. No merezco nada de ello. No soy en absoluto digno de ello. Es
por la gracia de Dios que soy perfecto y completo en Cristo Jesús (Romanos
5:2).
II.- Estado (condición)
Es importante hacer una
cuidadosa distinción entre la POSICIÓN del creyente y el ESTADO del creyente.
¿Qué es el ESTADO del creyente?
Cuando hablamos del ESTADO del
creyente, nos estamos refiriendo a su actual estado espiritual o al estado en
que se encuentra en algún período de tiempo. Tiene que ver con el ANDAR del
creyente, con la manera en que el creyente vive y se conduce. Su condición
depende de varios factores, tales como si confía o no confía en el Señor, si
permanece o no permanece en Cristo, si obedece la Palabra de Dios o no, etc.
Note el contraste entre
Hebreos 10:14 y Filipenses 3:12 cuando se trata de la perfección cristiana.
“porque con una sola ofrenda hizo perfectos
para siempre a los santificados” (Hebreos 10:14)
Hebreos 10:14 ¿se refiere a la
posición o al estado del creyente?
Obviamente se refiere a la
posición.
No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea
perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui
también asido por Cristo Jesús. (Filipenses 3:12)
Filipenses 3:12 ¿se refiere a
la posición o al estado del creyente?
Indiscutiblemente se refiere
al estado o condición del creyente.
Tenemos que observar lo
siguiente en cuanto a la condición o estado del creyente:
1.
Mi condición está muy lejos de la perfección. (1
Juan 1:8).
2.
Mi condición puede mejorar o empeorar. (1 Tesalonicenses
4:1)
3.
Mi condición no es igual a la de todo otro hijo
de Dios. Algunos creyentes andan firmemente en el Espíritu; otros andan muchas
veces en la carne. Algunos son carnales y otros son espirituales. Algunos
confían en Dios; otros confían en SÍ mismos.
Es entonces en el ESTADO donde
un creyente necesita ser ministrado, cuando ministramos a un cristiano no
estamos negando o rebajando la posición que tiene en Cristo, sino más bien
reconociendo las necesidades que la misma Escritura nos habla. Es en el estado
del creyente donde puede ser atacado por influencias demoniacas si vive en
desobediencia a las Palabras de Cristo.
Debemos entender que ningún espíritu inmundo puede afectar
nuestra posición en Cristo, en nuestra posición somos hijos y completamente
libres. Pero es en nuestro estado que podemos vivir derrotados, sin la libertad
que Cristo ganó para nosotros. Los espíritus
inmundos pueden arruinar nuestro estado si no vivimos como Cristo espera
que vivamos.
“Si el creyente persiste en algunas clases de pecado que dan entrada a
la actividad demoniaca, y esta fuera del alcance de un ministerio capacitado
para ofrecer ayudar espiritual, pareciera que en tales casos el grado de ataque
o de influencia demoniaca en la vida de un cristiano puede ser bastante fuerte”
(Teología Sistemática, Wayne Grudem)
III.- EL EJEMPLO DEL HIJO PRÓDIGO
Un claro ejemplo en la
Escritura para entender cómo un creyente puede vivir arruinado en su estado lo
encontramos en la parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11-32).
En esta historia podemos ver
dos cosas:
1.
Su calidad de hijo nunca la perdió, el padre
nunca dejó de verlo como hijo, aun cuando lo había dado por muerto seguía
siendo su hijo. Esto nos habla de
nuestra posición como hijos. Nada ni nadie puede cambiar la posición que
tenemos en Cristo.
“Porque este hijo mío estaba muerto, pero
ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado. Así
que empezaron a hacer fiesta.” (Lucas 15:24)
2.
El estado del hijo pródigo era muy diferente a
su posición. En su posición era hijo, en su estado era un mendigo. En su estado
terminó en la ocupación más baja que un judío podía desempeñar, alimentar a los
cerdos. Los cerdos son tipo de todo lo inmundo.
“Así que fue y consiguió empleo con un
ciudadano de aquel país, quien lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tanta hambre tenía que hubiera querido
llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos, pero aun así nadie
le daba nada” (Lucas 15:15,16)
Es claro entonces que un hijo
del Altísimo puede vivir arruinado en su estado y ser influenciado por
espíritus inmundos. Dios determinó nuestra posición, pero nosotros determinamos
de qué forma vivimos en nuestro estado.
Cuando ministro a un cristiano
lo hago con dos propósitos:
·
INFORMARLE
respecto de la POSICIÓN que tiene en Cristo, para que el diablo no lo
engañe. “Eres hijo de Dios y el diablo no puede cambiar eso”.
·
MINISTRARLE
para que en su ESTADO viva en plenitud de bendición. Darle las herramientas
para que viva una vida cristiana fructífera.
El que dice que permanece en él (posición), debe andar como él
anduvo (estado). (1 Juan 2:6)