miércoles, 18 de julio de 2012

Posición y Estado del Creyente


Muchos cristianos cuestionan el concepto de “ministrar” a otros cristianos, debido a que argumentan que cuando una persona es salva ya no necesita nada más, es por eso que prácticas como la sanidad interior, la liberación, la ministración del alma son cuestionadas actualmente. Algunas personas me han dicho lo siguiente: “es un error ministrar a un verdadero creyente, porque cuando es salvo es santificado y liberado y ya no necesita nada más”. Incluso he visto como algunos “cristianos” han cuestionado la salvación de otros cristianos, al observar cómo viven determinadas crisis espirituales, emocionales, familiares y situaciones de pecado.  El argumento de estos cuestionadores es que es imposible que un creyente verdadero pueda atravesar por este tipo de crisis y situaciones.

Creo que gran parte de esta confusión en el cristianismo actual es porque no se sabe distinguir entre la posición del creyente y su estado o condición real. La POSICIÓN y el ESTADO del creyente son dos conceptos teológicos que debemos comprender muy bien. La Escritura en algunos pasajes nos habla de la posición del creyente y en otros nos habla de su estado, si no comprendemos bien estos dos conceptos no podremos desarrollar una buena interpretación y aplicación de estos textos, especialmente las epístolas. Los escritores de las epístolas hacen claro que el momento en que el pecador reconoce a Cristo como su Señor y Salvador, llega a ser hijo de Dios y coheredero con Cristo. Su posición es completa, perfecta, inmutable y eterna. Su posición no puede ser mejorada ni se le puede añadir nada. Por otro lado, estos mismos escritores claramente revelan que muchas veces los creyentes son carnales, mundanos, débiles, desobedientes y les faltan crecimiento, exhortación y disciplina.

Muchos cristianos hoy sólo desarrollan una “teología posicional” y es por eso que cuestionan a otros al no entender cuál puede ser el estado o condición de un creyente, que es muy diferente a la nueva posición que tiene en Cristo. Un día le pregunté lo siguiente a una persona que tiene esta clase de pensamiento: ¿la iglesia de Cristo actualmente es perfecta?, esta persona no supo contestar bien esta pregunta, debido a que su pensamiento es básicamente posicional y obviamente me respondió que es perfecta. Todos al mirar la iglesia de Cristo estaríamos de acuerdo que la iglesia está muy lejos de la perfección, aun la mejor y más sana de las congregaciones del mundo no es perfecta.

La respuesta a esta pregunta es doble, la iglesia de Cristo es perfecta en su posición (Hebreos 10:14), pero en su estado definitivamente no lo es (Efesios 4:11-16), Todos debemos ser perfeccionados por los ministerios establecidos por Cristo hasta que lleguemos a la plenitud (gr, pleroma) que el estableció para la iglesia, todos deberíamos estar de acuerdo que todavía la iglesia no ha llegado a esa plenitud.

Las Escrituras hacen una clara distinción entre lo que es nuestra posición y lo que puede ser nuestra condición (estado) como creyentes. Podemos ver claramente que el creyente no está en probatoria a ver si es merecedor de recibir la posición de exaltación en la que ha sido colocado por Dios. Esa posición la recibe cada creyente como el resultado de la obra a su favor de parte de Jesucristo el Señor. En su posición, el creyente, “ha sido hecho perfecto para siempre”. Pero en su estado deberá de confesar como Pablo: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto” nuestra posición es de perfección, pero nuestro estado o condición no lo es.

Quiero explicar estos dos conceptos basándome en el estudio bíblico de “Middletown Bible Church” y luego dar como ejemplo la parábola del hijo prodigo para ilustrar las diferencias.


I.- Posición

Todo creyente tiene por gracia una maravillosa posición.

“y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”
(Efesios 2:6)

La posición del creyente tiene que ver con su estado legal como hijo de Dios, como Dios lo ve en Cristo. Está relacionado con todo lo que es cierto acerca del creyente por cuanto es salvo por gracia.

Es necesario entender lo siguiente acerca de la POSICIÓN del creyente en Cristo:

1.    Es el resultado de la obra de Cristo en la cruz.
2.   Llega a pertenecerme por mi fe personal en Jesucristo, en el momento en que soy salvo. No se gana por oraciones o diligencia en el servicio o por asistir a la iglesia o por alguna obra buena. Es totalmente un don de Dios que se recibe por fe.
3.  Es perfecta. Mi posición nunca podrá aumentar o mejorar. Es la mejor posición posible. Por ejemplo, mi posición incluye el completo perdón de todos mis pecados. Este perdón es un perdón perfecto.
4.   Mi posición es la misma que tiene todo otro hijo de Dios. Tenemos igual posición. Si comparamos a un cristiano carnal con el gran apóstol Pablo deberíamos reconocer que tienen la misma posición. La posición de Pablo no es mejor que la posición de este cristiano carnal. Ambos comparten la misma posición en Cristo.
5.     Mi posición está basada totalmente en la gracia. No merezco nada de ello. No soy en absoluto digno de ello. Es por la gracia de Dios que soy perfecto y completo en Cristo Jesús (Romanos 5:2).


II.- Estado (condición)

Es importante hacer una cuidadosa distinción entre la POSICIÓN del creyente y el ESTADO del creyente.

¿Qué es el ESTADO del creyente?

Cuando hablamos del ESTADO del creyente, nos estamos refiriendo a su actual estado espiritual o al estado en que se encuentra en algún período de tiempo. Tiene que ver con el ANDAR del creyente, con la manera en que el creyente vive y se conduce. Su condición depende de varios factores, tales como si confía o no confía en el Señor, si permanece o no permanece en Cristo, si obedece la Palabra de Dios o no, etc.

Note el contraste entre Hebreos 10:14 y Filipenses 3:12 cuando se trata de la perfección cristiana.

“porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (Hebreos 10:14)

Hebreos 10:14 ¿se refiere a la posición o al estado del creyente?
Obviamente se refiere a la posición.

No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. (Filipenses 3:12)

Filipenses 3:12 ¿se refiere a la posición o al estado del creyente?
Indiscutiblemente se refiere al estado o condición del creyente.

Tenemos que observar lo siguiente en cuanto a la condición o estado del creyente:

1.       Mi condición está muy lejos de la perfección. (1 Juan 1:8).
2.       Mi condición puede mejorar o empeorar. (1 Tesalonicenses 4:1)
3.       Mi condición no es igual a la de todo otro hijo de Dios. Algunos creyentes andan firmemente en el Espíritu; otros andan muchas veces en la carne. Algunos son carnales y otros son espirituales. Algunos confían en Dios; otros confían en SÍ mismos.

Es entonces en el ESTADO donde un creyente necesita ser ministrado, cuando ministramos a un cristiano no estamos negando o rebajando la posición que tiene en Cristo, sino más bien reconociendo las necesidades que la misma Escritura nos habla. Es en el estado del creyente donde puede ser atacado por influencias demoniacas si vive en desobediencia a las Palabras de Cristo.

Debemos entender que ningún espíritu inmundo puede afectar nuestra posición en Cristo, en nuestra posición somos hijos y completamente libres. Pero es en nuestro estado que podemos vivir derrotados, sin la libertad que Cristo ganó para nosotros. Los espíritus inmundos pueden arruinar nuestro estado si no vivimos como Cristo espera que vivamos.

“Si el creyente persiste en algunas clases de pecado que dan entrada a la actividad demoniaca, y esta fuera del alcance de un ministerio capacitado para ofrecer ayudar espiritual, pareciera que en tales casos el grado de ataque o de influencia demoniaca en la vida de un cristiano puede ser bastante fuerte” (Teología Sistemática, Wayne Grudem)


III.- EL EJEMPLO DEL HIJO PRÓDIGO

Un claro ejemplo en la Escritura para entender cómo un creyente puede vivir arruinado en su estado lo encontramos en la parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11-32).

En esta historia podemos ver dos cosas:

1.       Su calidad de hijo nunca la perdió, el padre nunca dejó de verlo como hijo, aun cuando lo había dado por muerto seguía siendo su hijo. Esto nos habla de nuestra posición como hijos. Nada ni nadie puede cambiar la posición que tenemos en Cristo.

“Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado. Así que empezaron a hacer fiesta.” (Lucas 15:24)

2.       El estado del hijo pródigo era muy diferente a su posición. En su posición era hijo, en su estado era un mendigo. En su estado terminó en la ocupación más baja que un judío podía desempeñar, alimentar a los cerdos. Los cerdos son tipo de todo lo inmundo.

“Así que fue y consiguió empleo con un ciudadano de aquel país, quien lo mandó a sus campos a cuidar cerdos.  Tanta hambre tenía que hubiera querido llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos, pero aun así nadie le daba nada” (Lucas 15:15,16)
 
Es claro entonces que un hijo del Altísimo puede vivir arruinado en su estado y ser influenciado por espíritus inmundos. Dios determinó nuestra posición, pero nosotros determinamos de qué forma vivimos en nuestro estado.



Cuando ministro a un cristiano lo hago con dos propósitos:
·         INFORMARLE respecto de la POSICIÓN que tiene en Cristo, para que el diablo no lo engañe. “Eres hijo de Dios y el diablo no puede cambiar eso”.
·         MINISTRARLE para que en su ESTADO viva en plenitud de bendición. Darle las herramientas para que viva una vida cristiana fructífera.

El que dice que permanece en él (posición), debe andar como él anduvo (estado). (1 Juan 2:6)

martes, 10 de julio de 2012

¿Podemos juzgar a otros?


Estos días algunas personas me han preguntado sobre el tema de “juzgar a otros”, es por eso que decidí escribir respecto de esto, mi intención es brindar una interpretación de algunos textos de la Escritura, además complementar con la postura de algunos grandes eruditos bíblicos. Es importante que tengamos una interpretación correcta de estos textos y no una idea antojadiza y personal sobre este tema. 

 Si estudiamos el tema de “juzgar a otros” en las Santas Escrituras necesariamente tenemos que considerar Mateo 7:1-5. Este pasaje esta en el contexto del sermón del monte expresado por nuestro Señor Jesús. Este es uno los textos principales que se deben analizar al estudiar el tema de “juzgar”, debido a que desde el punto de vista de la interpretación bíblica, nos encontramos con dos elementos importantes:
  1. Todos los expertos en exegesis bíblica estarían de acuerdo que debemos considerar estos textos con mayor atención, por cuanto es el propio Señor Jesús quien pronuncia estas Palabras.
  2. Estas palabras son entregadas a los oyentes del sermón del monte, es por eso que tienen una aplicación universal para todos los creyentes.

Algunos cristianos dicen que Si podemos JUZGAR a otros, debido a que juzgar significa DISCERNIR, estas personas sostienen que juzgar en el texto griego del N.T es ANAKRINO, uno de los significados de esta palabra es discernir. Entonces llegan a la siguiente  conclusión: “juzgar es igual que discernir, Dios nos llama a discernir, es por eso que podemos y debemos juzgar a otros”. Esta conclusión lleva a estas personas a levantar todo tipo de juicios y declaraciones sobre otras personas, muchas veces se ridiculiza e insulta a otros y se justifica en que Dios nos permite juzgar a otros de esta forma.

El error que comenten estas personas, es que en Mateo 7:1-5 la palabra que se usa para juzgar en el texto griego NO ES ANAKRINO, la palabra que se usa en esta porción de la Escritura es KRINO, que es diferente en uso y significado de la palabra anakrino. Ahora quiero citar textualmente algunas porciones del Diccionario Vine, para que puedan ver la diferencia en el uso y significado de los verbos ANAKRINO y KRINO.

KRINO (κρίνω) denota primariamente separar, seleccionar elegir; de ahí, determinar, y de ahí juzgar, pronunciar juicio. Los usos de este verbo en el NT pueden analizarse de la siguiente manera:
(a) asumir el oficio de un juez (Mateo 7:1; Juan 3:17)
(b) pasar por el proceso de un juicio (Juan 3:18; Juan 16:11; Juan 18:31; Santiago 2:12);
(c) pronunciar sentencia (Hechos 15:19; Hechos 16:4;  Hechos 21:25);
(d) Condenar (Juan 12:48; Hechos 13:27 Romanos 2:27);
(e) Ejecutar juicio sobre (2 Tesalonicenses 2:12; Hechos 7:7);
(f) estar involucrado en un pleito, bien como demandante (Mateo 5:40; 1 Corintios 6:1); o como demandado (Hechos 23:6);

ANAKRINO (ἀνακρίνω), examinar, investigar, preguntar interrogar (ana , arriba, y Nº 1). Se traduce «se han de discernir» (1 Corintios 2:14), dicho de las cosas del Espíritu de Dios; en el v. 15: «juzga», dicho de ejercer un juicio discerniendo todas las cosas en cuanto a su verdadero valor, por parte de uno que es espiritual. En el mismo v.15: «no es juzgado de nada», esto es, la mente meramente natural no puede estimar (apreciar) los motivos de la espiritual.

Otra cosa que debemos considerar es que la palabra para juicio usada en mateo 7:2 es KRIMA que su significado general es sentenciar o condenar.
 
A la luz de lo expuesto anteriormente podemos decir lo siguiente:
  1. En Mateo 7:1-5 no se usa la palabra ANAKRINO, la palabra usada en el texto griego del N.T es KRINO.
  2. Es claramente evidente que los verbos anakrino y krino son diferentes en uso y significado.
  3. Entonces cuando el Señor nos habla en Mateo 7:1-5 NO está hablando de “discernir” a las personas, sino mas bien está hablando de juzgar en el sentido de criticar, hacer de juez, emitir sentencia, condenar, etc.
  4. Si juzgar en Mateo 7:1-5 fuera “discernir”, el versículo 1 seria de la siguiente forma: “No disciernan, para que no seáis discernidos”. esto sería muy contradictorio y ridículo, debido a que las palabras del Señor nos estarían “impidiendo discernir”. Todos estamos de acuerdo que el Señor nos llama a discernir, lo importante es saber que está diciendo Mateo 7:1-5, respecto de juzgar a otros.

Después de esta aclaración intentemos explicar Mateo 7:1-5 y algunos otros pasajes de la Escritura relacionados con el tema del “juzgar”. Las personas con menos conocimiento podrían sugerir que la biblia se contradice, debido a que pueden pensar que en algunos pasajes se nos prohíbe Juzgar (Mateo 7:1-5 y Lucas 6:37) y en otros se nos dice que podemos juzgar (Juan 7:24 y 1 Corintios 5:1-13). Debemos sostener enfáticamente que las Sagradas Escrituras no se contradicen, entonces debemos estudiar estos pasajes y ver la armonía y coherencia que existe entre ellos.

La explicación básica para comprender estos pasajes, es entender el contexto donde se encuentran, por ejemplo en Mateo 7:1-5 y en Lucas 6:37 se está hablando del “Juicio personal que una persona puede emitir sobre otra”, pero en 1 Corintios 5:1-13 se está hablando del “Juicio de disciplina que debe emitir una iglesia sobre un determinado miembro de su congregación”.

El contexto de Juan 7:24 tiene relación con la actitud que tenían los judíos cuando juzgaban la doctrina y las acciones de nuestro Señor, este texto nos dice que “No se debe juzgar superficialmente la obras de una persona, se debe juzgar con justo juicio”.

Muchos de los errores y excesos que se cometen son por causa de que muchos textos son sacados del contexto en el que fueron escritos. Hay una frase en interpretación bíblica que dice: “un texto fuera de su contexto es un pretexto”. Algunos textos mal interpretados son el “pretexto” de algunos para insultar, ridiculizar y condenar a otros cristianos.   


El erudito bíblico Jhon Stott en su comentario al sermón del monte nos dice que Mateo 7:1-5 nos habla de lo que debemos hacer en relación a las caídas que puede cometer un “camarada” cristiano, en tal situación prohíbe dos opciones, y luego recomienda una tercera, una vía mejor y más "cristiana". Jhon Stott estructura Mateo 7:1-5 de la siguiente forma:

a. El cristiano no debe ser juez (1-2)
b. El cristiano no debe ser hipócrita (3-4)
c. El cristiano debe más bien ser un hermano (5)

La amonestación de nuestro Señor "no juzguéis" no puede entenderse como un mandato a suspender nuestras facultades de discernimiento hacia otras personas, a volvernos ciegos a sus faltas, a rehusar discernir entre la verdad y el error, lo bueno y lo malo. Es obvio que necesitamos del discernimiento para conducirnos correctamente en la vida cristiana.

Jesús no estaba prohibiendo el discernimiento, ¿qué quería decir con No juzguéis? esto significa, "inclinación a condenar". El seguidor de Jesús es continuamente "crítico" en el sentido de que usa sus poderes de discernimiento, pero no "juez" en el sentido de condenar (Jhon Stott usa la palabra censurar). La inclinación a condenar es un pecado combinado que consta de varios ingredientes desagradables. No significa valorar críticamente a la gente, sino juzgarla con dureza. El crítico inclinado a condenar es un descubridor de faltas, negativo y destructivo con las demás personas, que disfruta esforzándose activamente por buscar las fallas de ellas. Hace la peor interpretación posible de los motivos de los demás y no es tolerante con sus errores.

Para resumir, el mandato no juzguéis no es una prescripción a ser ciegos, sino mas bien una exhortación a ser magnánimos. Jesús no nos dice que dejemos de ser hombres (al suspender nuestra capacidad de discernir que nos distingue de los animales), sino que renunciemos a la ambición presuntuosa de ser Dios (al colocarnos en alto como jueces).

Jhon Stott concluye su comentario de Mateo 7:1-5 de la siguiente forma:

“La norma de Jesús para las relaciones en la contracultura cristiana es elevada y sana. En todas nuestras actitudes y conducta hacia otros no debemos actuar ni como jueces (volviéndonos severos, censuradores y condenatorios), ni como hipócritas (culpando a otros mientras nos excusamos nosotros), sino como hermanos, cuidando de otros a tal punto que primero nos culpamos y corregimos nosotros y luego buscamos ser constructivos en la ayuda que les damos a ellos. "Corregirlo: dijo Crisóstomo, aludiendo a alguien que ha pecado, Pero no como a enemigo, ni como adversario exigiendo castigo, sino como el médico que provee las medicinas” Sí, Y todavía más, como hermano amante ansioso de rescatar y de restaurar. Necesitamos ser tan críticos con nosotros como a menudo lo somos con otros, y tan magnánimos con los otros como siempre lo somos con nosotros. Entonces aplicaremos de antemano la regla de oro a la que Jesús nos lleva en el versículo 12 y actuaremos con otros como nos gustaría que actuaran ellos con nosotros”.


El reconocido erudito y comentarista bíblico William Barclay nos dice lo siguiente respecto de Mateo 7:1-5:

SÓLO DIOS PUEDE JUZGAR
Mateo 7:1-5 (conclusión)

Hay tres grandes razones para no juzgar a nadie.
        i.            Nunca conocemos totalmente los hechos o a la persona.
Nuestro deber es no condenar ni juzgar por lo que aparece a la superficie, sino buscar la belleza interior. Eso es lo que querríamos que los demás hicieran con nosotros, y lo que debemos hacer con ellos.
      ii.            A todos nos es prácticamente imposible el ser estrictamente imparciales en nuestros juicios.
Sólo una persona totalmente imparcial tendría derecho a juzgar. No le es posible a la naturaleza humana ser completamente imparcial. Sólo Dios puede juzgar.
    iii.            Pero fue Jesús Quien estableció la razón suprema por la que no debemos juzgar a los demás.
Nadie es lo bastante bueno para juzgar a otro. Jesús hace la caricatura de un hombre que tiene una viga metida en un ojo, que se ofrece para quitarle una mota de polvo que tiene otro en el ojo. El humor de esa escena provocaría una carcajada que grabaría la lección indeleblemente.
Nadie tiene derecho a criticar a otro si no está dispuesto a ponerse en la misma situación. No hay nadie que sea suficientemente bueno para tener derecho a criticar a otros.
Tenemos de sobra que hacer para poner en orden cada uno su propia vida sin ponernos a ordenar criticonamente las de los demás. Haríamos bien en concentrarnos en nuestros propios defectos, y dejarle a Dios los de los demás.


Hermanos, no habléis mal unos de otros. El que habla mal del hermano, o juzga a su hermano, habla mal de la Ley y juzga a la Ley; y si juzgas a la Ley, ya no eres hacedor de la Ley, sino juez.
Uno solo es el Legislador y Juez, el que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres, que juzgas al prójimo? (Santiago 4:11-12; Biblia Textual)

Después de todos estos antecedentes podemos hacer las siguientes conclusiones:

  1. En ningún lugar de las Santas Escrituras encontramos una restricción respecto del DISCERNIMIENTO que debe tener cada creyente. Es cierto que juzgar significa discernir, pero no sólo significa eso, es un error enseñar que juzgar sólo significa discernir. En la gran mayoría de los textos analizados se usa el verbo krino que tiene relación con criticar, sentenciar y condenar. No estamos diciendo que tengamos que hacernos cómplices de los errores y pecados de otros, lo que estamos diciendo es que no tomemos el lugar de jueces.
  2. Estoy completamente a favor del discernimiento que debe tener cada cristiano para evaluar las acciones buenas o malas de otras personas. Pero esto es muy diferente a lo que están haciendo algunas personas al tomar el lugar de jueces emitiendo condenas sobre otros. Si vamos a evaluar la doctrina y las acciones de otras personas debemos hacerlo como Cristo nos mando a hacerlo: “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio” (Juan 7:24).
  3. Creo que la intención de la Escritura frente a los errores de otros no es que los critiquemos y destruyamos con nuestros comentarios, sino mas bien que tengamos una actitud de amor y restauración hacia ellos (Mateo 7:1-5 y Gálatas 6:1). Antes de emitir un juicio público en contra de alguna persona deberíamos tratar de “ganarlo” y hacerlo volver de su error, como nos exige Mateo 18:15-17.
  4. Es importante distinguir los textos que nos hablan del “juicio personal” que puede emitir una persona sobre otra, de los textos que nos hablan del “juicio de disciplina” que debe emitir una iglesia sobre determinadas personas y situaciones. Estoy completamente a favor de la disciplina en la iglesia, pero esto debe hacerse bajo las normas bíblicas y en relación al gobierno que tiene cada congregación. Esta disciplina puede darse desde una amonestación privada, hasta una expulsión pública de un miembro. La Biblia habla incluso que en situaciones extremas hay personas que fueron “entregadas a Satanás”, pero esta determinación pasa por una medida disciplinaria de una congregación y no de la apreciación personal de un determinado “hermanito” que ande entregando a Satanás a sus hermanos.
  5. Creo que aun cuando podamos reconocer los errores de otras personas no tenemos el derecho a insultarlas, humillarlas y condenarlas. Hoy nos encontramos con una ola de personas tratando de defender la fe, algunos sin conocimiento y sin amor. La mejor forma de confrontar la falsa doctrina, no es atacando a las personas, es enseñando la sana doctrina. Hay muchos hermanos conformando sectas fundamentalistas atacando e insultando a otros, muchos de ellos comenzaron con una sincera intención, pero se extraviaron y cayeron en estos errores al no tener una idea correcta sobre lo que significa juzgar a otros.


La Biblia no nos prohíbe discernir las acciones de otras personas, sino más bien nos enseña cual debe ser nuestra actitud luego que nos damos cuenta de su error. No debemos tomar el lugar que sólo le pertenece a Dios, debemos corregir con amor y misericordia aquel que cometió el error.


Pero evita las controversias necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas, porque un siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable con todos, apto para enseñar, tolerante; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda el arrepentimiento conducente al conocimiento pleno de la verdad, y vuelvan en sí, y escapen del lazo del diablo en que están cautivos a voluntad de él.
(2 Timoteo 2:23-26)

Propósito de este Blog

Vivimos en tiempos peligrosos y de mucha confusión; hoy más que nunca podemos ver como la Escritura se cumple delante de nuestros ojos.

También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.
Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,  traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. (2 Timoteo 3:1-5)


Actualmente podemos ver con claridad dos extremos muy marcados en las diferentes iglesias que dicen ser cristianas, por un lado podemos ver iglesias “extremadamente renovadas” que se han alejado de la sana doctrina y han abrazado prácticas que no son bíblicas. Por otro lado podemos ver a otros extremadamente fundamentalistas y conservadores. La ignorancia de los “ultra renovados” y la falta de amor de los fundamentalistas han traído consigo una ola de confusión para muchos, sobre todo para los nuevos creyentes.

Hay muchas personas que pueden tener un genuino deseo de defender la fe, pero les falta conocimiento, humildad y amor a su apología. Este tipo de defensa de la fe ha generado tropiezo y confusión a algunos creyentes.

El propósito de este blog es entregar una apropiada interpretación bíblica de diferentes temas. Será mi esfuerzo y compromiso entregar una correcta interpretación, basándome en las herramientas de la exposición Bíblica (exégesis y hermenéutica). Además la exposición bíblica es una tarea espiritual, por lo cual debe ser guiada por el Espíritu Santo.

Estoy completamente convencido que aún cuando pudiera dar mi mejor esfuerzo en esta tarea, mi interpretación bíblica no es la “absoluta verdad”,  las Santas Escrituras son la única verdad.  Todos esperamos que el Espíritu Santo nos ayude en nuestra comprensión de las Santas Escrituras, pero debemos reconocer que nuestra interpretación no deja de ser un “esfuerzo humano” por comprender la Palabra del Dios eterno y sublime.

Esfuérzate para poder presentarte delante de Dios y recibir su aprobación. Sé un buen obrero, alguien que no tiene de qué avergonzarse y que explica correctamente la palabra de verdad.
(2 Timoteo 2:15)

Hay debates teológicos que llevan siglos, es por eso que no pretendo orgullosamente darle solución en un par de líneas. Espero que los lectores de este blog  tengan la misma humildad para reconocer que no son dueños absolutos de la verdad.

Muchos de los estudios antes de ser publicados serán enviados a algunos pastores para llegar a elaborar una apropiada interpretación y no sólo la antojadiza opinión de una sola persona.

Espero que les sea de edificación…